Mi primera intervención en Mediaset surgió en plena pandemia, contactaron conmigo y no dude. Podía unir mis dos pasiones: la comunicación y la grafología.
Para mí Sálvame es transparencia, entretenimiento, provocación, improvisación, cachondeo, show y diversión. Un programa que ha enseñado al espectador a poner nombre a la violencia vicaria, a reivindicar los derechos del colectivo LGTBI, a llorar si es necesario y a gritar si te apetece